sábado, 14 de julio de 2012

Llegada y puesta en marcha

Desde luego, aquí no se viene para vaguear!

El vuelo fue bien, dicen que, a la vuelta será más duro porque tenemos que adelantar el reloj (al venir, fue como si no acabara el día nunca). En Miami tuvimos el tiempo en su punto, porque, a pesar de tener 4 horas, los de EEUU se ponen muy pesados, incluso tuvieron a uno de los nuestros retenido un rato largo... Los paisajes que se contemplaban por las pequeñas ventanas de nuestro avión eran geniales, mucho verde por todos lados, y unas playas!

Aquí hay 8 horas menos que en España, por lo que cuando llegamos, tras 15 horas de viaje, si allí eran las 2 de la madrugada del día siguiente, aquí aún era jueves 12 de julio, y eran las 18 de la tarde! Entre que bajamos del avión y salimos del aeropuerto con nuestras maletas, ya eran las 19, y el cielo estaba oscuro. El horario aquí es 2 horas inferior al que estamos acostumbrados: rezamos a las 6, la comida la tenemos a las 12, la cena a las 19, y sobre las 21 estamos deseando agarrar la cama!

Llegamos a la parroquia, dejamos las cosas en nuestras habitaciones y nos fuimos al "Baleada Express" donde nos sirvieron, por unas 20 lempiras (unos 0,8€) una baleada, que son unas tortitas (tamaño plato grande) rellena con una pasta hecha con frijoles y queso salado (como extra le pusimos huevo). Y a las 21:30 ya estábamos durmiendo.

Nos levantamos al día siguiente para marchar a las 7:30 al proyecto "Amigos para Siempre", que lleva unos 19 años trabajando con pequeños y jóvenes en peligro (o plenamente inmersos) de exclusión social, donde cada viernes, de forma especial se añade educación en valores, que consiste mayoritariamente en evitar todo tipo de adicción a drogas legales e ilegales (alcohol, tabaco, marihuana, heroína, fármacos,...).

Comimos con los trabajadores de allí, y tras descansar un poquito, mientras venían los del turno de tarde (la escuela tiene dos turnos, así pues, el proyecto también), estuvimos preparando regalos para el bingo que se realizará aquí en la Iglesia de San Vicente de Paúl, mañana Domingo. Cuando iba a comenzar el turno de tarde nos marchamos, pues teníamos que ir a recoger unas mesas para dicha actividad. Llegamos a casa, descargamos las mesas, y nos fuimos directos a la ducha. A las 18 fuimos a misa con la comunidad parroquial, y tras cenar con parte de la comunidad (cada uno cena cuando llega de sus labores), nos fuimos, otra vez, rendidos a la cama.

Hoy, sábado 14, la mañana ha estado más tranquila, hemos disfrutado, gracias a Antonio, un misionero laico vicenciano que lleva mucho tiempo aquí, de un tour por la ciudad, donde hemos visto, sorprendidos y apenados, las grandes diferencias económicas que hay entre los ciudadanos urbanos, urbano-marginales y los de las afueras, mezclas de chavolas y mansiones, coches de lujo, y camionetas que no sé como se mantienen en pie.

Esta tarde conoceremos a los JMV de aquí, y luego visitaremos diferentes comunidades de pastoral juvenil.

Si, en estos días, consigo sacar tiempo para conectarme, escribiré cositas, aunque no prometo nada! Mi reflexión más profunda la guardaré para el final, pues, hasta que no conozca más la realidad, no puedo tener una idea más global.

Antes de despedirme, no quiero olvidar lo acogedora que es la gente aquí, y lo creyente que es! El día que suba fotos, veréis la decoración urbana y de los vehículos, Jesús está por todas partes! Está tan dentro de sus corazones, que la pobreza no les quita la felicidad, ¡cuánto debemos aprender de ellos! Aquí la crisis no se siente, siempre ha sido así!

Un abrazo a todos!

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