sábado, 3 de abril de 2010

Desde la cruz enciendes la VIDA

Domingo Pascua de Resurrección T.Pascual. Ciclo C
Hch 10, 34a.37-43; Sal 117,1-2.16-17.22-23; Col 3, 1-4; Jn 20, 1-9

¡Ha resucitado! Noticia, noticia, No está en el sepulcro. Ha sido al alba, lean, lean, ¡ha resucitado! ¿Por qué seguir perdiendo el tiempo en buscar entre los muertos al que VIVE? “... id a mis amigos a decirles que en Galilea les veré”. Nos han venido contando las mujeres de nuestro grupo que está vivo. Ya lo podemos gritar por todos sitios, a toda la gente con la que nos crucemos. Él ha vencido a la muerte, ha resucitado como dijo. Todo había comenzado en Galilea. Hoy el Señor rompe, en nuestras vidas, como esa luz de fuego que encendíamos en la gran Vigilia Pascual.

Como ya indicábamos el domingo pasado, este hombre en apariencia no hizo nada extraordinario, sino que vivió la sencilla vida cotidiana con la grandeza de quien sabe amar y servir. A su lado todos se sentían respetados, acompañados y amados. Con su muerte y resurrección ha transformado radicalmente la existencia de todos los hombres, nos ha hecho descubrir el rostro misericordioso de Dios y el lado amable de la vida. El apóstol Pedro nos resumió la vida de Jesús con estas palabras: “Pasó haciendo el bien”. Y tanto que lo hizo. A los más pobres les dio esperanza; a los oprimidos, libertad; y a todos, una vida más digna. Eso no se lo perdonaron los poderosos y potentados del mundo. Y nosotros mismos, que también lo abandonamos como hicieron sus amigos y discípulos. Él murió en la cruz acompañado de poco más que algún mirón (como tú y como yo) y con la presencia de su Madre, que como siempre está donde, cuando y como tiene que estar.

Pero, tranquilos: Jesucristo VIVE. Dios da la cara por nosotros, Dios lo ha resucitado. Lo que era aparente fracaso, se ha convertido en triunfo sin discusión. Ha sido el gran acontecimiento que ha transformado la vida de sus seguidores, qie se convirtieron en los testigos de su resurrección. Hoy más que nunca tenemos que afianzar nuestra fe en el Resucitado. Creer en la resurrección es creer en la Persona de Jesús y tener la misma fe que él tuvo en su padre Dios, para entregar su vida por el Reino. Creer en la resurrección de Jesús, es ser testigos de su vida, es vivir en Cristo y morir con él a todo aquello que nos disminuye como personas y resucitar cada día para una vida nueva. Es vivir y luchar hasta dar la vida y expresar el amor, tal como él lo hizo. Creer en la resurrección es permitir que Cristo viva en nosotros y nos salve de una vida mediocre, egoísta e infeliz, y nos conduzca a una vida plena, resucitada y bienaventurada.

¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!

Gonzalo Martín Fernández, sacerdote

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