jueves, 29 de octubre de 2009

Homenaje

Son muchas caras las que rondan diariamente por mi cabeza, pero pocos los momentos que les dedico a las personas a las que pertenecen. Hoy tras una pasada por las últimas actualizaciones (quien las tiene) de los blog de algunas de esas personas, he sentido que debía ofrecerles unas palabras de apoyo, existencia, permanencia, inquietud. Todos son, sin excepción, AMIGOS, con mayúsculas, porque si no fuera por la diferencia de sangre, podría llamarlos hermanos.

Uno de éstos desfoga su ira causada por tocar directamente su alma, su vocación. Fue quien encendió mi fuego blogero, y que un día más ha encendido el gas. Vive intensamente cada momento, tanto, que no es capaz de quedárselo dentro, tanto que no le basta con contárselo a quien tiene físicamente a su lado, tanto que necesita contárnoslo a todos los que leemos con persistencia sus palabras, incluso las cortas palabras acompañadas de dibujos en otro mundo paralelo, y que transmiten tanto uno como otro.

Hay otra amiga, que cree que ya se ha desfogado lo suficiente, y se plantea abandonar su espacio porque, piensa, ha perdido su razón de ser. Tenemos la costumbre de quejarnos, de verbalizar sólo lo que nos hace daño, y solemos hacer lo mismo con las cosas buenas sólo cuando acaban de llegar, porque han sustituído a lo que era doloroso, pero... ¿qué ocurre con todo aquello bueno que nos ocurre día a día? ¿Acaso no es digno de ser recordado, de ser escrito, de ser compartido? A veces no sabemos qué escribir, pero tan sólo hay que proponérselo, sentarse, pensar, hablar con Él, y brotarán acciones de gracias, tan merecidas como las quejas.

Otro... este otro ni siquiera se lo plantea, directamente no actualiza. Con él, no hay posibilidad de saber mediante este universo, hay que atravesar un portal a otro de los universos menos íntimos, y analizar el mensaje encriptado. Quizás no comparta nuestro universo asíduamente, quizás sí lo haga, pero lleva el anillo de Giges (para los filósofos) o el anillo único (para los más frikis), pero el caso es que no percibimos su presencia.

También quiero tener presente a aquel que me aguanta en directo día a día, no escribe, habla, no lee, escucha. Acepta, con la ayuda de Dios, todos mis reproches, y ríe a carcajadas conmigo, compartiendo las bromas, incluso los sustos (din!din!din!). Me da los buenos días, y las buenas noches, comparte la oración, la comida, el ocio. Es quien intenta empujarme cuando camino lento, quien, con una mirada, me hace frenar cuando me embalo. También a él quiero dirigirme, también quiero decirle que siga contando conmigo, y que seguiré contando con él. Dios necesita a veces de intermediarios, sé que estará disponible, y así también quiero estarlo yo. Sigamos compartiendo vida.

Quiero con esto hacer llegar, a esos 4 amigos y a los no aludidos, pero representados en ellos, mi presencia, mis brazos abiertos, con el corazón acogedor en su centro, disponible para escuchar, aunque pasivamente lo haga por mi cuenta, aquellos acontecimientos que acompañan al transcurso de sus vidas, tanto los malos, los no tan malos, y los buenos.

Así que ahí os dejo mi mensaje, acompañado de un enorme abrazo, de esos que les gusta a más de uno y que yo me alegro de que gusten.

Seguimos en contacto.

2 comentarios:

Ayllón dijo...

Afortunadas de tenerte en sus vidas tienen que sentirse esas personas... ;)

Un abrazo gordo, hermano

Patricia García-Rojo dijo...

Que te quiero yo! ya lo leí! me dejó al final el blog encontrarte! muchas gracias por todo y muchos muchísimos besos!!

(otro de los motivos de cerrar naufragada es que lo leen mis padres y sé que a veces sufren con él, así que crearé otro rincón más ligth, en todo caso, ya te contaré)

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