
Reconozco que tengo un profundo sentimiento de gratitud por las personas que influyeron de manera decisiva tanto en mi vida personal como en mi vida cristiana y sacerdotal. Con ellos me siento un hombre enraizado en una experiencia de vida, en una familia humana y en la Iglesia. Gracias a ellos, fundamentalmente, soy el hombre, el cristiano y el sacerdote, que soy.
“Hermanos: os recuerdo el Evangelio que os proclamé y que vosotros aceptasteis, y en el que estáis fundados, y que os está salvando... y que os transmití, tal como lo había recibido...” Somos cristianos, miembros del Pueblo de Dios, la Iglesia, porque, en Jesucristo, hemos sido incorporados a ella por la Palabra y el Bautismo recibido y hemos crecido, con conciencia de “hijos de Dios”, por la oración y los Sacramentos.
Pueblo de Dios que, por Jesucristo, se enraíza en el Evangelio recibido y acogido y que ha de ser fielmente transmitido; pueblo fraterno con vocación de “hijos”, que se significa en la comunión de acciones como el servicio en favor de la justicia, el amor y la paz. Pueblo de consagrados con la unción del Espíritu, a los que Jesucristo ha rescatado del pecado por pura gracia y su gracia en mí no se ha frustrado, que nos impulsa, a pesar de cansancios, limitaciones, incomprensiones..., a “remar mar adentro”, confiando en su Palabra, que nos da confianza por encima de nuestros miedos y asombros, y nos abre un sorprendente nuevo futuro en la medida en que lo sigamos con fidelidad.
Pueblo del amor de Dios, llamados, como Cristo, a dar testimonio de este Amor y a ofrecerlo con vocación de sacerdocio común por el bien de todos. También en este Año Sacerdotal la voz del Señor, sigue clamando con nitidez: ¿A quién enviaré? ¿Quién irá por mí? Sin duda que nunca faltará quien, escuchando a Dios, se preste: “Aquí estoy, ¡mándame!”, y se confirmará la misión: “Ven y sígueme”.
Juan Manuel Barreiro, sacerdote
1 comentario:
este domingo pensaba llamarte yo! pero me dio tanto sueño, me dormí tan pronto, aproveché tan mal el tiempo, que al final se me olvidó!
mil besos
Publicar un comentario