miércoles, 9 de diciembre de 2009

Pasó una tarde, pasó una mañana


Muchos kilómetros, bastantes folios, dos horas.

El retiro acabó, el día en Barcelona se aprovechó, hubo tiempo para estudiar y para mirar. Nos despedimos de nuestros cohermanos y volvemos a Madrid.

Intento estudiar por el camino, pero las películas son irresistibles para mí, además llevo un fin de semana con demasiadas cosas en la cabeza, no me vendrá mal despejarme un poco. "Un gran día para ellas", una película entretenida.

Llegamos, nos recibe un Focus blanco con tres abrazos (uno para cada uno) esperando dentro, acompañados, cada uno, con un "¿Qué tal?". Charlamos, nos ponemos al día, llegamos a casa. Deshago las maletas y bajo a la comida, tanto que compartir y tan poca atención...

Una tarde de estudio entre cabezadas, el tema es aburrido, al menos para el que no entiende mucho de esto.

Una cena rápida, una duchita y a la cama. Pasó una noche, pasó una mañana, el día del examen.

Se me olvida coger folios (aunque me los den, no quería arriesgarme), se me olvida coger un bolígrafo de emergencia (menos mal que siempre llevo uno en la maleta, porque efectivamente, dejó de pintar el primero a mitad de examen).

Tras una clase interesante (si, interesante, ¡he cogido hasta apuntes!) de Fª de la Religión, llega el momento. Mi compañera me dice "que el Espíritu Santo nos ilumine" a lo que contesto "sí, pero con un retroproyector y una transparencia, si se puede pedir".

Tengo frente a mí el examen. No parece muy difícil, pero al leer las preguntas, siento como se ha borrado la primera mitad de lo que me miré, menos mal que hay que elegir 2 de 3.

He escrito bastante, más de lo que me esperaba, pero seguro que menos de lo que la profe espera. Todo queda en manos de Dios, yo al menos no estoy triste, pudo ser peor. Además, tan sólo he tenido que esperar 5 min (40 desde que comenzó el examen) a que se levantara el primero a entregar. Me levanto y a trompicones salgo del pasillo, levanto la mirada y la profe con un folio en la mano "¿quieres otro?", "no gracias, si a lo que voy es a entregar..."

Bajo a la cafetería y como algo, a las 13 tengo dos horas de clase más, la "seño" no quería perder horas de clase con el examen, así que nos las ha puesto después.

Por fin, las 14:30, media hora antes, la profe lee en nuestras caras que estamos cansados ¡menos mal, pensé que tendríamos que ponérselo en el retroproyector!

Vuelvo en el tren acompañado por algunos de mis compañeros, y veo como se les cambia las caras cuando los antiguos les adelantamos como serán los exámenes... pobres...

La tarde ha sido un poco relajada, y la tarde-noche muy animada, bajé a comprar con Nacho y como siempre, nos reímos a carcajadas con nuestras tonterías.

El cierre de la noche, lo mejor, un mensajito... Gracias, ya estoy mejor, y yo tb te quiero! ;-)


1 comentario:

Patricia García-Rojo dijo...

:) me alegro de que todo saliese bien, cariño!

Mil besos de ánimo para las buenas notas!

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